La receta que os traigo hoy es una de esas de toooooooda la vida, la típica cosa que hacían las abuelas. Pero es que las rosquillas están tan ricas, que serán bienvenidas siempre! ;)
Además, la masa es super rápida de hacer y lo más "pesado" es freírlas, pero en realidad se tarda como mucho una hora en tenerlas listas. Después viene la parte más difícil... esperar a que se enfríen!! :D
INGREDIENTES
- 3 huevos
- 250 ml aceite de oliva
- 125 ml leche
- la ralladura de un limón o una naranja
- 2 cucharaditas de levadura
- 80 g azúcar
- 500 g harina
- aceite para freír
- azúcar para rebozar
PREPARACIÓN
Primero mezcla los huevos con el aceite de oliva, la leche, la ralladura de limón o naranja, el azúcar y la levadura.
Una vez que lo tengas, añade la harina en varias tandas. Será mejor que la tamices, para que no se formen grumos! Tienes que mezclar bien hasta que se quede una masa con la que puedas hacer bolitas sin que sea demasiado pegajosa.
Ahora toca pringarse! Ve cogiendo pegotes de masa y haz bolitas (un tamaño como el de las albóndigas... Pero puedes hacerlas como quieras, así que lo irás viendo sobre la marcha!). Atraviesa el centro de la bolita con un dedo y así, abres el agujero central. De entrada hay que hacerlos un poco grandes, porque luego se cierran!
Mientras que vas acabando de hacer la forma de las rosquillas, pon aceite en una sartén a calentar. El aceite tendrá que llegar a la mitad de la altura de la rosquilla, así que echa como un dedo de alto, y si ves que falta, añade más después!
Cuando tengas todas las rosquillitas hechas y el aceite caliente, ve echándolas. Yo pongo 4 o 5 en cada tanda. Tienen que estar como 1 minuto por cada lado, pero ¡CUIDADO! si el aceite está muy fuerte se quemarán por fuera y estarán crudas por dentro!! (Yo lo he puesto al 5 de 12).
A medida que se hagan, sácalas de la sartén, ponlas sobre un poco de papel absorbente de cocina para que escurran el aceite y después rebózalas en azúcar.
Ya sólo queda esperar a que se enfríen y a disfrutar!!!